Àptima Centre Clínic MútuaTerrassa

Imposible contactar, la atención telefónica es pésima, te ofrecen que te llamarán y no lo hacen, las visitas para largo plazo, para ser privados no es nada cómodo ni fácil de contactar ni pedir cita. ( No califico doctores que todos me han parecido una maravilla) pero si la mala atención a usuarios. Te dicen que estés pendiente al teléfono y las llamadas nunca llegan. Tienes que acabar desplazándote al sitio para conseguir que te atiendan.

Pacient de 87 anys amb un diagnòstic de neoplasia maligna. Ens donen hora un 7 d’agost amb el cirurgià Carlos Hoyuela Alonso. Davant la gravetat retrassem les vacances de tota la família per poder parlar del tractament i operació amb el metge esperant la cita. Hem estat esperant a la porta del consultori mitja hora i veient que no sortia hem tornat al taulell on ens havien donat el número. Oh sorpresa! La noia de l’entrada no havia recordat que ves per on el metge aquesta tarda no vindrà segons ella havien trucat per avisar i ni tenim ni una trucada al mòbil, si que tenia un trist SMS una senyora de 87 anys!!! Ni una trucada per dir que vingués més d’hora!!!! Un servei poc adequat al que es paga cas mes. Ell de vacances i la meva mare amb un càncer i sense saber què ha fe fer ni quan. Us felicito.

Excel lent tant per la professionalitat com atencio personal, començant pels cirujans Dr. Cañete i en especial Dr. Angles, Gemma com a assistent i les infermeres i algun infermer jove molt simpatic de la planta 4 d’Aptima Terrassa. Ho dic amb coneixement de causa, doncs desgraciadament he hagut d anar altres centres prou coneguts on es detecta la desidia del que ha de ser una feina de servei a la persona.

Servicio penoso. Vamos con nuestra hija de 2 años por un traumatismo. Del edifici maternitat nos envían a urgencias generales porque no antienden menores de 3 años. De alli, después de 30min de espera para el triaje, nos vuelven a enviar para maternidad, donde nos vuelven a enviar para urgencias generales. 1h más tarde decidimos irnos para Quirón porque no nos atiende nadie. Una vergüenza que nada tiene que ver con recortes, sino incompetencia de las personas que trabajan aquí.

Pagando sanidad privada 20 años y después de ir dos días al centro me he tenido que ir llorando sin ser atendida , humillada menospreciada y ninguneada , de una manera educada han pasado de mi literalmente y si quiero médico ( pagando ) me tengo que esperar a septiembre. ( Eso que la visita fue anulada por ellos mismos ) Hemos llegado al punto que ni en la sanidad hay ética ni moral. No nos atienden en la seguridad social ni tampoco pagando.

Nefasto, llevo todo el día llamando por una intervención que me hicieron ayer por la tarde y no hay manera. Recalcar que tanto el Dr, como las enfermeras que me atendieron un 10! Ha sido enviar un email por casualidad y decir que su reacción ha sido de 10, al minuto ya me estava llamando. Por favor, arreglar el teléfono ya que es la manera de ponerse en contacto y no os funciona, eso desespera.

Nuestra experiencia en el hospital Aptima Terrassa con el Dr. Morera ha sido extremadamente negativa y dolorosa, sobre todo porque mi madre ha estado allí durante un ingreso inicial para una operación de columna y ha resultado que la operaron sin una analítica completa y al cabo de 4 meses de tortura y llamando a la puerta del doctor Morera día tras día pudimos ingresar a mi madre y en una semana de ingreso le han diagnóstico de cáncer metastásico de riñón, concluyendo que el Dr. Morera la operó con un cáncer ya en fase avanzada. Lo que comenzó como una esperanza de recibir atención médica adecuada se transformó en una serie de errores y negligencias que pusieron en grave peligro la vida de mi madre. Desde el primer día, las condiciones de la atención no fueron las que uno esperaría en un centro médico que se supone debe velar por el bienestar de los pacientes. Mi madre, con una condición tan delicada, fue sometida a un tratamiento excesivo que, en lugar de mejorar su situación, la dejó en un estado de desorientación y confusión, completamente alterada por la cantidad de medicamentos que le administraron. Fue tan extrema la medicación, que llegó a un punto en el que su bienestar estuvo al borde de colapsar, con momentos en los que temí que no sobreviviera. Es difícil describir lo angustiante que fue ver cómo mi madre perdía sus facultades, incapaz de reconocer ni siquiera a los seres más cercanos a ella. Todo esto mientras los médicos y el personal parecían no tomar las medidas necesarias para controlar sus efectos secundarios. La falta de una comunicación clara con la familia sobre su estado y los tratamientos administrados solo incrementó nuestra frustración. En momentos clave, tuvimos que insistir repetidamente para recibir explicaciones, y las respuestas fueron insatisfactorias. Entiendo que en un hospital pueden surgir complicaciones, pero lo que experimentamos en este lugar no solo fue una falta de empatía, sino una negligencia que, como familiares, nos hizo sentir completamente impotentes. La salud de mi madre se deterioró gravemente durante su estancia, no solo por su enfermedad, sino también por el manejo incorrecto de su medicación y su cuidado general. Estos días han sido los más duros de nuestra vida, no solo por la enfermedad que está atravesando mi madre, sino por la frustración y el miedo derivados de la atención médica que recibió. Espero que esta reseña sirva como un llamado a la reflexión sobre cómo se gestionan los pacientes en situaciones críticas y cómo se debe garantizar un trato más humano y profesional.